sábado, 4 de agosto de 2007

Lecturas Sabatinas. Comentaristas

Deterioro Institucional y Público.

Hace tiempo que, en este blog, venimos destacando las ventajas comparativas de sistemas sociales que no han abandonado su compromiso con el espacio público. Señalamos, siempre en clave comparada, las ventajas micro que ofrece la ciudad de Barcelona tomada como "caso".

En otros Blogs amigos (Mackinlays, El Blog de Hugo Perini) se ha destacado también el fuerte problema institucional que sufre la República Argentina. A diferencia de los enfoques ofrecidos por estos comentaristas, nuestro objetivo ha sido siempre centrarnos en aquel espacio micro que parece haber sido abandonado: en intentar señalar la diferencia que existe en la "experiencia de la comunidad". Sin por ello, claro está, dejar de suscribir enteramente a la denuncia de una falta clara división clara de poderes o de apego a la ley (elementos tratados in extenso por los comentaristas citados).

Nuestra intuición ha sido siempre más, si se permite el término, sociológica. La diferencia básica que notamos en nuestras experiencias por el globo puede resumirse en "una experiencia de la ley y el respeto". La respuesta institucional se encuentra en el sentido básico de la convivencia diaria y en el sentido de esta experiencia.

El fundamento de la obediencia a la norma y el respeto por lo público debe encontrarse en una legitimidad que se expresa cotidianamente y que se desprende del sentido de las acciones de los ciudadanos en Amsterdam o en Barcelona, en Madrid o en Londres. La norma está cubierta por un manto de autoridad. No es pura imposición sino autoridad que protege y garantiza a la comunidad y a sus individuos (no hemos descubierto América, solo volvemos a Weber!)

Legitimidad, Autoridad y Comunidad se encuentran íntimamente ligadas. No hay comunidad posible sin una autoridad legítima. El caso es que, sin esta autoridad capaz de legitimarse en una experiencia cotidiana la experiencia comunitaria y todas sus ventajas se torna prácticamente imposible. La comunidad se pierde en la desconfianza constante y erisen la brutalidad y patoterismo constante.

En Amsterdam o en Barcelona se "experimenta" constantemente la legitimidad de una autoridad poderosa. De un poder que es capaz de hacer que la experiencia de la comunidad sea posible. Mientras tanto, las radios argentinas anuncian con normalidad que un señor se pasea armado en el Indec. Poder y autoridad en Argentina se han dividido con un notable impacto en la capacidad de legitimar prácticas que se apeguen a la norma (otra vez, el fundamento del rule of law está en el cruce legitimidad, autoridad, poder). La norma al perder su autoridad se transforma en pura imposición patotera que debe ser combatida patoteramente tornando la experiencia de lo público en un imposible y afirmando un individualismo mal entendido.

En esta línea, LA NACION, publica una interesantísima entrevista a J. L. Galimidi. Es saludable que empiecen a encontrarse discursos orientados a la construcción y reconstrucción de la autoridad. Una autoridad que lejos debe estar de una experiencia patotera. Una autoridad capaz de legitimarse ahí en la experiencia de la comunidad. Una autoridad que debe, que está necesariamente obligada a reconstituirse en los lazos de confianza necesarios para la experiencia comunitaria.

N.P.



5 comentarios:

El Bambi dijo...

El ejemplo más claro de lo que aquí se dice está en la Policía federal y provincial argentina. Como ha perdido su legitimidad, también ha perdido su autoridad.

Anónimo dijo...

el problema argentino nicolás es que, en mi opinión, nos encontramos actualmente ante una autoridad legítima en términos weberianos, que, cual jano bifronte, en muchos casos no ejerce su poder legitimo por temor a ser considerada autoritaria (piquetes, manifestaciones violentas, relaciones con los sindicatos) y en otros casos lo ejerce autoritariamente como una manera de "construír" poder (plenos poderes, cierre del parlamento como ambito de discusión de los problemas argentinos, modificación del ya malo funcionamiento del consejo de la magistratura, entrega de fondos a cambio de "transversalidad") y todo esto en medio de una ciudadanía mayoritariamente satisfecha con estas conductas, lo que no hace más que legitimar este verdadero círculo vicioso en el que la sociedad argentina se debate.-

Alea Iacta Est dijo...

Hugo y Bambi gracias por los comentarios.

Huego, es cierto su comentario. Sin embargo, si me permite corregirme, es el problema de la autoridad el que mas me interesa y no tanto, el de la legitimidad. Esa autoridad, en Argentina, me parece que no logra establecer comunidad. Su legitimidad se reduce, ahora si me permite el abuso de la referencia, arendtianamente, en puro poder.
Esto, en mi lectura, supone la diferencia central entre las sociedades que tuve la oportunidad de observar.
En unas, hay claramente un autoridad que excede al poder politico como tal, y que informa comportamiento particulares y en otro, esa autoridad esta en duda constante, y se reduce al puro y duro poder patoteril de unos y otros (piquteros por un lado, sindicatos por el otro y en medio un loco con un revolver amedentrando a los tecnicos del INDEC).
Vuelvo entonces a pensar que es lo que varia entre una experiencia y otra y pese a que todas las variables institucionales asi lo indican, entiendo que hay un plus de sentido que, en ultima instancia determina a la comunidad.
Asi esa autoridad primera informa a la accion, a la vez que la carga de sentido.
Ciertamente legitimidad existe en ambos casos, simplemente que en una es autoridad y en otro puro y duro poder.
Abrazo
N

SEBAHQ dijo...

Saludos ante todo. Mi nombre es Seba.
Suscinta y humildementemente quisiera valorar el aporte de Galimidi.
Pienso:
La anomia que nos ahoga no sólo se funda en una crisis de representación -causa endógena-. Ya desde nuestros inicios como pueblo, negamos vernos representados en una Corona transatlántica, no obstante lo cual el derecho español nos gobernó buenos años más de lograda la independencia. Esas reglas de derecho se respetaban, aún siendo que no habían sido de nuestra factura, sino emanadas de un poder al que se le negaba legitimidad.
Pienso:
La anomia que nos ahoga no sólo obedece a la falta de coacción eficaz de las reglas de derecho. Léase: jueces ineptos, impedidos o desganados. Otra causa endógena.
Pienso:
La anomia que nos ahoga tampoco sólo se debe a falta de educación cívica del pueblo "anómico y dominado". También algo endógeno.
Pienso:
Un pueblo principalmente fundado por inmigrantes, ¿en cuánto tiempo genera un sentimiento de patriotismo y respeto a la cosa pública?. La gran parte de esta población hoy anómica llegó no precisamente motu proprio, sino impelida por la fuerza de las circunstancias de sus países de orígen.
Soy de la generación que vive la retro-emigración. Son mis compañeros de colegio, mis compañeros de universidad, mis amigos, quienes gestionan "nacionalidad" ius sanguinis para ver si así escapan del calvario argentino. ¿Cuánto respeto a lo público propio es posible demandar, si se sienten más propios de Italia o España, que del país donde han nacido?
El impacto de la emigración y la retro-emigración en la anomia es difícil de rebatir. Intenten convencer a algún doble-nacionalizado que se quede y apueste en el país. Intenten hacerlo cumplir promesas básicas de un pueblo del que se quiere retirar... por no decir, huir.
Sigo pensando, para toparme con el verdadero quid: ¿hay vuelta atrás en el individualismo postmoderno?
El daño civil que causa, acreditado el nexo de causalidad, ¿es reparable?
El individualismo en Europa es aún más intenso que en Argentina, pero las normas se cumplen y la autoridad se legitima día a día. Más aún, hoy la propia Unión Europea ya goza de una bien ganada -día a día también-legitimidad por sobre 27 estados, y el individualismo postmoderno no ha sido un obstáculo. Los hechos lo demuestran.
¿Por qué en Argentina ese individualismo nos priva del sentimiento de comunidad y nos sentencia a aislarnos en articulaciones locales y sufrir la disgregación?.
¿Por qué el individualismo latinoamericano genera tal grado de corrupción que no genera el individualismo europeo?

Aclaro: soy de ascendencia mitad italiana y mitad española, pero mi nacionalidad y mí país es ARGENTINA.
Gracias por el espacio.

Anónimo dijo...

con respecto a la primera parte de su analisis seba, estados unidos y australia tuvieron su orígen en la inmigración, en el caso americano de perseguidos religiosos y en el caso autraliano de delincuentes, y sin embargo parecen no caer en lo que usted señala en el caso argentino.

en lo que hace al individualismo "argentino" que usted bien observa entre nosotros, ya ortega en una de sus observaciones sobre argentina titulada "la pampa...promesas", de 1929, cuando ya comenzaba a tener una mirada más crítica sobre nuestro país, señalaba: "...la forma de existencia del argentino es lo que yo llamaría el futurismo concreto de cada cual. No es el futurismo genérico de un ideal común, de una utopía colectiva, sino que cada cual vive desde sus ilusiones como si ellas fuesen ya la realidad..." como ve por la fecha, ortega expresaba esto cuando aún no existía la retro-inmigración, sino por el contrario, cuando estábamos en uno de los momentos de más inmigración.

en suma, no estoy muy de acuerdo con usted en achacar nuestros males solciales y políticos al hecho de ser un país de inmigrantes.-