viernes, 24 de agosto de 2007

VOLVEREMOS EN BREVE

ESTIMADOS AMIGOS:

DEBIDO A QUE UNA SERIE DE COMPROMISOS (LLAMADOS CAPITULO 2 Y 3 DE LA TESIS DOCTORAL) ME HAN ASALTADO (NO REPENTINAMENTE) EN EL MES DE AGOSTO NO HE PODIDO ACTUALIZAR EL BLOG. QUISIERA DISCULPARME POR MI AUSENCIA; VOLVEREMOS AL BLOG A PARTIR DEL 8 DE SEPTIEMBRE.

CON UN ABRAZO

NICOLÁS

sábado, 4 de agosto de 2007

Lecturas Sabatinas. Comentaristas

Deterioro Institucional y Público.

Hace tiempo que, en este blog, venimos destacando las ventajas comparativas de sistemas sociales que no han abandonado su compromiso con el espacio público. Señalamos, siempre en clave comparada, las ventajas micro que ofrece la ciudad de Barcelona tomada como "caso".

En otros Blogs amigos (Mackinlays, El Blog de Hugo Perini) se ha destacado también el fuerte problema institucional que sufre la República Argentina. A diferencia de los enfoques ofrecidos por estos comentaristas, nuestro objetivo ha sido siempre centrarnos en aquel espacio micro que parece haber sido abandonado: en intentar señalar la diferencia que existe en la "experiencia de la comunidad". Sin por ello, claro está, dejar de suscribir enteramente a la denuncia de una falta clara división clara de poderes o de apego a la ley (elementos tratados in extenso por los comentaristas citados).

Nuestra intuición ha sido siempre más, si se permite el término, sociológica. La diferencia básica que notamos en nuestras experiencias por el globo puede resumirse en "una experiencia de la ley y el respeto". La respuesta institucional se encuentra en el sentido básico de la convivencia diaria y en el sentido de esta experiencia.

El fundamento de la obediencia a la norma y el respeto por lo público debe encontrarse en una legitimidad que se expresa cotidianamente y que se desprende del sentido de las acciones de los ciudadanos en Amsterdam o en Barcelona, en Madrid o en Londres. La norma está cubierta por un manto de autoridad. No es pura imposición sino autoridad que protege y garantiza a la comunidad y a sus individuos (no hemos descubierto América, solo volvemos a Weber!)

Legitimidad, Autoridad y Comunidad se encuentran íntimamente ligadas. No hay comunidad posible sin una autoridad legítima. El caso es que, sin esta autoridad capaz de legitimarse en una experiencia cotidiana la experiencia comunitaria y todas sus ventajas se torna prácticamente imposible. La comunidad se pierde en la desconfianza constante y erisen la brutalidad y patoterismo constante.

En Amsterdam o en Barcelona se "experimenta" constantemente la legitimidad de una autoridad poderosa. De un poder que es capaz de hacer que la experiencia de la comunidad sea posible. Mientras tanto, las radios argentinas anuncian con normalidad que un señor se pasea armado en el Indec. Poder y autoridad en Argentina se han dividido con un notable impacto en la capacidad de legitimar prácticas que se apeguen a la norma (otra vez, el fundamento del rule of law está en el cruce legitimidad, autoridad, poder). La norma al perder su autoridad se transforma en pura imposición patotera que debe ser combatida patoteramente tornando la experiencia de lo público en un imposible y afirmando un individualismo mal entendido.

En esta línea, LA NACION, publica una interesantísima entrevista a J. L. Galimidi. Es saludable que empiecen a encontrarse discursos orientados a la construcción y reconstrucción de la autoridad. Una autoridad que lejos debe estar de una experiencia patotera. Una autoridad capaz de legitimarse ahí en la experiencia de la comunidad. Una autoridad que debe, que está necesariamente obligada a reconstituirse en los lazos de confianza necesarios para la experiencia comunitaria.

N.P.



viernes, 3 de agosto de 2007

Política & Economía. Barcelona

Barcelona. Economía de la Proximidad (II)

Los barrios y distritos de Barcelona se han caracterizado, a diferencia de otras ciudades como Londres, Milán o ciudades americanas, en mantener en los últimos años la apuesta por la proximidad, en permitir un uso intensivo de tiempo y relaciones personales en un pequeño espacio. Barcelona no es sólo una ciudad para trabajar y tampoco tiene un área únicamente dedicada al ocio o al comercio. La ciudad como espacio geográfico se entiende como un todo complejo, rentable para el pequeño comerciante y agremiado.

La segunda concepción de la ciudad compacta se refiere a su naturaleza sociológica, antropológica. La convivencia en la ciudad de los barrios facilita que se generen sinergias entre las personas que habitan el territorio. En todo caso, habitar un territorio no significa que los estilos de vida confluyan, que pueda derivar en la confianza interpersonal necesaria para tener seguridad y respeto.

En una sociedad diversificada e incluso, por qué no decirlo, individualizada, los estilos de vida son tan variados que resulta complicado sacarle un factor común para todos los barrios. Lo que sí podemos hacer es distinguirla de otros modelos de ciudad basados o bien en la dispersión de la población o en la especialización del espacio:

  1. Proximidad de servicios. La idea de no requerir de desplazamiento para disponer de servicios privados y público, especialmente por obligaciones de salud.
  2. Relación social. En tanto que ciudad densa, la ciudad compacta posibilita mayor contacto, sobretodo entre los que hacen vida de barrio, incluida la actividad laboral.
  3. La disminución de desplazamientos obligados facilita que las personas interactúen, se sientan cómodos en su barrio y con sus vecinos. Es sencillo coincidir en las bibliotecas y mercados de barrio.
  4. La ciudad como expresión de diversidad. En las ciudades dispersas los usos del espacio están basados en la especialización y las características de las personas suelen ser similares: barrios para jóvenes, barrios con viviendas unifamiliares, barrios de población inmigrada.

Obviamente seguir con este modelo de ciudad requiere de una reflexión adicional. No es suficiente con el impulso político en cada distrito, no es suficiente con plantear oportunidades y ceder espacios. Algunos barrios han sido siempre así, eran así antes de pertenecer a Barcelona. Otros barrios han ido asumiendo lo que los barrios de alrededor ya tenían, a partir de la expansión de los gremios medievales que todavía hoy agrupan a los restauradores, comerciantes y otras profesiones.

Tampoco puede olvidarse que un buen planteamiento económico con colaboración público-privada, no garantiza que malas decisiones políticas desemboquen en cambios sustanciales.

Llegado el momento y la demanda de grandes centros comerciales e hipermercados Barcelona decidió no situarlos cerca del centro de la ciudad, factor muy interesante puesto que la fisonomía de la urbe dificulta los desplazamientos pendulares al existir un límite geográfico al sur (el mar) y uno al norte (la montaña). La ciudad ha situado los centros comerciales en los extremos oeste y este, haciendo poco atractivo el uso habitual para aquellos que trabajan y viven en los 6 distritos centrales (los más habitados), puesto que las horas de mayor circulación de dentro hacia fuera coincide con la vuelta a casa de los que viven fuera de Barcelona. Este factor genera indirectamente una demanda de servicios de proximidad exponencialmente superior a las ciudades de varias coronas viales (circunvalaciones de tráfico, tangenciales) y a las ciudades de centro financiero y barrios residenciales.

La segunda decisión es la diversificación de productos comerciales. Mantener comercio de barrio no es sencillo porque los hábitos de consumo son distintos. Los mercados municipales (uno como mínimo por barrio), talleres y bancos se llenan de personas que libran por las mañanas, los supermercados abren sus puertas hasta las 21h. y las tiendas de ropa, perfumería, complementos, viajes y restauración suelen estar repletas después del trabajo (18h hasta poco antes de la hora de cenar) y los fines de semana, cuando nadie desea moverse al centro.

La diversificación del perfil del consumo ha fortalecido en lugar de debilitar el asociacionismo comercial. Se ha generado una sensación fuerte de pertenencia al barrio en el cual se tiene el comercio y a los comercio, a la promoción de la idea básica de “compra producto fresco en la puerta de tu casa”.

Por Andreu Orte

Politologo

Asesor de Consejo Económico y Social de Barcelona

domingo, 29 de julio de 2007

Política y Economías. Volviendo a lo básico (II)

Barcelona y la economía de la proximidad (I)

Hace algunas semanas atrás, hacíamos un comentario (*) sobre el éxito del programa Barcelona Bicing. Claramente, el programa es sólo un indicador de una ciudad que apuesta, en su economía, a volver a lo básico. Puesto que es desde lo básico, desde donde, logra y logró, construir su esplendor.

Volver a lo básico significa generar las condiciones políticas y económicas para generar un modelo de proximidad. Es realmente increíble caminar por los diferentes barrios de la ciudad y observar el apogeo de sus calles comerciales.

Calles comerciales en medio de los barrios que compiten de igual a igual con tiendas gigantes como “El Corte Inglés” o el “Fnac” y que a la vez ofrecen un mejor acceso para clientes que no gustan de caminar la asombrosa avenida “Passeig de Gracia” con sus tiendas de nombre internacional.

La apuesta de la ciudad está en fortalecer lo local: cultural, comercial y socialmente. Frente a los desafíos y oportunidades de la globalización, la ciudad apuesta claramente a fortalecer los vínculos de mayor proximidad. Apuesta, sin más, a localizarse dentro del mercado global.

Así, Barcelona se transforma poco a poco en un destino ideal para los capiteles Europeos (cabe destacar que la ciudad cuenta con dos de los mejores departamentos de economía de Europa), en un destino turístico importante, en un polo de atracción artístico y, está intentando, convertirse también en un centro de importancia en ámbito de la ciencia.

En este contexto, la proximidad es la clave. Los barrios de la ciudad compiten por ofrecer mejores atracciones. Las calles comerciales florecen, se cuidan los lazos vecinales y se invierte en polos culturales y comerciales. Un ejemplo de ellos es el centro de Fort Pienc. Cuenta con una biblioteca con un considerable número de ejemplares, con acceso a Internet inalámbrico, con una hemeroteca ejemplar, con una guardería, con una filmoteca increíblemente buena. Además, ofrece espacios para eventos. Todo ésto en medio de un barrio y, claro está, junto a una explanada que auspicia de lugar de encuentro vecinal. El centro, y ésto es lo destacable, está junto al mercado del barrio. Vecinos, niños y ancianos comparten un espacio mientras que realizan sus compras. Frente al modelo impersonal de lo hiper, Barcelona vuelve al mercado.

Se destaca también el polo de atracción que generó el barrio de Gracia. Con su “aire” cultural y sus cines en VO logró revivir un esplendor comercial y artístico sin renunciar a su espíritu de tranquilidad barrial. Los comercios, claro está, encantados. Gracia se convirtió en el lugar más buscado por profesionales jóvenes que desean habitar un microclima de tranquilidad y oportunidades.

No sólo los barrios de Barcelona ofrecen este tipo de atracciones, sino que también los locales “barriales” se especializan sin perder su “alma” de “proximidad” con el vecino. Relojerías ofreciendo relojes de primera gama, casas de ropa cuyos nombres son un apellido (cosa que se destacó en Mackinlay`s) y que ofrecen, a su vez, prendas de marcas líderes. Ramblas que ofrecen restaurantes y heladerías para el paseo nocturno. La foto final es realmente extraordinaria.

No sólo los barrios de la ciudad viven en y por la proximidad. Las comarcas y los pueblos que rodean a Barcelona hacen lo propio. El Garraf, por ejemplo, ha convocado a una unión de industriales cuya importancia económica es considerable. La apuesta de este grupo es, claro está, la de afianzar vínculos sociales y económicos con la región donde está ubicada. La vida política y económica de los pueblos y comarcas no está, por tanto, lejos del ciudadano. Otra vez, la apuesta por lo local, lo vecinal, lo cercano.

Todo esto por una apuesta sencilla: la proximidad.

Barcelona vuelve a mostrar como, frente a los desafíos de la economía actual, volver a lo básico no es mala idea; al fin y al cabo, en la proximidad se generan las condiciones básicas para el intercambio y el compromiso. Otra vez, una apuesta para mejorar la vida de los ciudadanos de a pie.

Por.

N.P

(*) Fue asombroso ver una nota de tapa -en clarin online- sobre el programa BCN BICING, unos días después de la aparición en nuestro blog de la reflexión sobre las Bicicletas. Mas asombroso ha sido enterarnos por clarin online que se ha presentado un proyecto en la legislatura porteña para implementar un sistema de Buenos Aires Bicing. increíblemente grato!.

domingo, 22 de julio de 2007

Lecturas Dominicales. (I).

Palermo, Vicente. Sal en las heridas. Las Malvinas en la cultura argentina Contemporánea. Editorial Sudamericana. Buenos Aires. 2007.

Hace algunos meses tuve el agrado de enfrentarme a este libro. Sin embargo, nunca lo había leído de corrido. Era uno de esos libros que dejaba en la mesa de luz por días y que retomaba con la suficiente distancia temporal como para tener que enfrentarme a él de nuevo cada vez. Este fin de semana, encontré –acompañado por el imposible tiempo de Ámsterdam- el tiempo necesario para recorrerlo sistemáticamente y terminarlo.

El libro de Palermo merece ser leído por varios motivos. El primero de ellos es que es un libro ameno. El estilo ensayístico y polémico que encara el autor interpela francamente al lector, lo enfrenta, lo cuestiona, polemiza con él desde la primera página. Esto hace que un libro que es el resultado de una rigurosa investigación escape de las definiciones difíciles y las frases complejas. Palermo logra conversar tanto con el lector especializado como con el lector que por primera vez se acerca a un libro de estas características. Es, entonces, destacable el doble esfuerzo de Palermo.

La segunda virtud de Palermo es el marco en el cual el autor sitúa el tema. Escapa, discute y rechaza cualquier análisis del tema que se centre en la “guerra” como tal. Palermo intenta –con éxito- enmarcar, con maestría, Malvinas dentro del análisis político/identitario de la Argentina.

Los dos primeros capítulos del libro hacen las veces de una brillante introducción al cruce de variables que Palermo nos propone. El capítulo uno indaga sobre la relación entre nacionalismo e identidad. El autor es hábil. Mucho se ha dicho en el ámbito teórico sobre esta relación, pero muy poco se ha escrito sobre ello en el ámbito argentino. El capítulo 1 nos propone entonces el encuadre teórico adecuado para analizar el tema. Nos lleva al campo al que Palermo quiere llevar la discusión: Malvinas como un síntoma que interpela al nacionalismo argentino. Un síntoma que tiene la capacidad de convertirse en “causa”. Causa Malvinas entonces que es capaz, o lo ha sido, de poner en movimiento las pasiones de los individuos más diversos.

Una vez aclarado el marco teórico, al autor nos propone un capítulo 2 excelentemente documentado. Un capítulo en el cual Palermo se propone casi decontruir la causa Malvinas con el objeto teórico de mostrar la historicidad y politicidad, no sólo de esta causa común, sino de cualquier causa capaz de generar identidades de carácter nacional.

Luego el libro avanza en un análisis claro y bien documentado sobre el lugar “de la causa” en la inmediata post-guerra y sus relaciones con el proceso de democratización en el que la Argentina aún está inmerso. No es entonces poco relevante un estudio de estas características. Pone de manifiesto en nuestro ámbito la influencia y capacidad política de la generación de una causa –en nuestro caso Malvinas-que con un extremo potencial y peligro, se manifiesta en todos los ámbitos de la vida política e institucional.

Cada página de libro de Palermo cumple entonces con la virtud de tener un estilo sencillo pero que a la vez está informado por un extraordinario análisis teórico y un, no menos excelente, análisis histórico. Y, por sobre todas las cosas, el libro de Palermo cumple con el objetivo de reabrir la polémica. Como él mismo afirmó en la presentación del libro, abrir las heridas y echarles sal bien para curarlas o bien para que no olvidemos que allí están.

(*) La presentación del libro y el debate que suscitó entre varios académicos e intelectuales argentinos en el Club de Cultura Socialista puede escucharse online.

jueves, 19 de julio de 2007

Debates. Fallos & Culpables.

El debate sobre la culpabilidad.

Sin ser especialista en derecho constitucional –algo bastante citado por estos días- el renombrado fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Argentina esconde, me parece, una reflexión que escapa al caso particular pero que, a su vez, lo informa.

Lo que me propongo pensar es lo siguiente: ¿Es lo mismo que el aparato del Estado cometa un crimen –de lesa humanidad en este caso- a que lo cometa un particular o un grupo de particulares?. Se han escuchado, en los últimos días, muchas voces que piensan que si. Presentaré sólo un argumento.

La respuesta parece compleja. En principio podemos argumentar que si. Que en tanto y en cuanto se comente un delito, ese acto delictivo supone una violación objetiva de una norma, esto es, se daña el derecho de otro individuo. Por lo tanto, sea el Estado el sujeto que ha cometido el delito o un particular, la carga ha de ser la misma. Si a esta situación se le sumara el contexto de los años 70, estaríamos ubicando sin ningún problema nuestro argumento dentro del denominada “teoría de los dos demonios”.

El razonamiento sería válido sólo si no se tendría en cuenta el rol protagónico y central de las instituciones del Estado. Su función primera consiste en una función protectora. Es el ente encargado de proteger el derecho. En primera instancia el Estado hace siempre las veces de garantía. Si el Estado como tal, no cumple esa garantía dejaría de ser Estado para transformarse en otra cosa: en una entidad que genera e imprime el terror.

Pero volvamos al punto de las garantías. El Estado como tal, decíamos, es el encargado de otorgar y proteger las garantías de sus ciudadanos. Estas garantías pueden reducirse a una fundamental cuyo espíritu proviene del tiempo de la Magna Carta: El Hábeas Corpus.

Si nos remitimos al origen de ésta garantía (que aparece no sólo en Magna Carta -1215-, sino también en el derecho romano –libelo hominem- , en el fuero de la corona de Aragón de 1428, y en la ley inglesa de 1640 hasta la proclamación de su acta en 1679) encontramos el espíritu de protección frente a las arbitrariedades del poderoso (del Sr. Feudal). Protegía entonces a cualquier individuo de ser privado de su presencia física y garantiza el “estar presente” siempre. Es sabido que en nuestros tiempos ésta es una garantía constitucional básica que debe ser, lógicamente, garantizada por el Estado. Por lo tanto, cualquier accionar del Estado debe, en post de proteger ésta y otras garantías, ser pública y ajustarse a derecho.

No hace falta aclarar que el Estado Argentino durante la década del 70 no tuvo en cuenta estas garantías básicas que debía proteger. A aquellos ciudadanos que, culpables o no –algo imposible también de detectar puesto que nunca se los juzgó- de actos violentos se los secuestro de manera brutal, se los torturó y no se les dio la posibilidad de juicio justo, se les privó claro está de esta garantía básica.

Si el Estado viola sistemáticamente su razón de ser, se convierte de manera automática en un ente que imprime terror. Esto es, pura arbitrariedad. Deja entonces de cumplir su función protectora primera. Poniendo a todos sus ciudadanos bajo amenaza.

Esto impacta de manera particular en el uso de la violencia. La violencia del Estado encuentra su legitimidad en la conservación del orden de protección que le da sentido. Si la violencia Estatal se dirige arbitrariamente pierde su legitimidad, y ya no está dirigida a la protección del derecho en el derecho sino simplemente se utiliza y dirige caprichosa y arbitrariamente : otra vez, puro terror.

Está fuera de discusión aquí que las organizaciones políticas que utilizaban la violencia han cometido crímenes y han lesionado gravemente el derecho de otros ciudadanos. Pero un crimen cometido por el Estado guarda una doble culpa. La de lesionar un derecho particular, y la de lesionar su razón de ser. En última instancia un Estado que viola sistemáticamente el orden jurídico que debe defender no hace otra cosa que instaurar el terror violando y lesionando así el derecho –las garantías- de todos sus ciudadanos.

En la Argentina de aquella época entonces no había dos actores en guerra. Había claramente grupos de asesinos particulares y un Estado que violaba sistemáticamente los derechos de todos sus ciudadanos y que implementaba prácticas y acciones propias del terror.

Régimen del terror que lesionó no sólo de aquellos que secuestró, nunca juzgó (ergo siquiera su culpabilidad fue demostrada) y exterminó industrialmente. Sino el de todos aquellos que se sometieron a una vida sin ley, sin derecho, cargada de dicciones arbitrarias donde, hasta la libertad de pensamiento y expresión estaba en duda.

Simplemente, no es lo mismo. Algo que todos aquellos que preferimos la libertad sobre la tiranía, deberíamos reconocer.

N.P

miércoles, 18 de julio de 2007

MEMORIA.

Memoria.

Es necesario, en el día de hoy, acompañar el pedido de esclarecimiento del Ataque Terrorista perpetuado hace TRECE AÑOS contra la AMIA.

No hay mucho que reflexionar al respecto. Solo el recuerdo, el repudio y el reclamo que debe unir a toda la ciudadanía Argentina.

Solo quisiera citar el evangelio de San Juan 8, 32

"La verdad os hará libres".

Estamos entonces en espera de conquistar nuestra libertad.


Blog. Alea Iacta Est.

Política Latinoamericana. Federalismo Argentino.


Los dilemas del federalismo argentino.

Es de destacar el artículo de J. Llach aparecido hoy en La Nación. El artículo en cuestión llama la atención sobre un elemento central en el desarrollo de la vida política Argentina: el federalismo. Llach es claro es su planteo. La situación Argentina muestra un frágil desarrollo de un federalismo genuino. Sin embargo, como advierte Llach existen condiciones para su profundización. La pregunta queda abierta.

Es cierto, a su vez, el renacer del pensamiento federal en el mundo a partir, sobre todo, del debate dentro de la Unión Europea. Aunque no se pueden descartar tampoco, como advierte también Llach, la caída de la Unión Soviética y el renacer de “lo local” en todo el globo.

Es particularmente importante el renacer del debate federal en la literatura. Se han publicado en los últimos años una cantidad considerable de libros al respecto a la vez que han aparecido una gran cantidad de “readers” que presentan las bases teóricas de este pensamiento (particularmente destacable es el libro de Karmas & Norman Theories of federalism. A Reader. Palgrave. USA. 2005).

El federalismo se presenta hoy como salida a una encrucijada doble: la primera de ella es el resurgimiento de sentimientos nacionales atados a lo local que desafían las clásicas nociones de ciudadanía (Québec, Catalunya, Escocia, Sri Lanka, Euskadi, Bolivia, etc). Pese a esta culturalización de lo político el federalismo se presenta, a su vez, como la alternativa para mejorar los mecanismos de control en un mundo cada vez más complejo. Ofrece por tanto una doble ventaja en respuesta a la doble encrucijada: la primera reconoce la pluralidad de sentimientos identitarios, esto es, reconoce la existencia de múltiples demoi sobre la ficción democrática. La segunda, ofrece mecanismos de control a diferentes niveles.

Mientras que en gran parte del mundo el federalismo es presentado hoy como un mecanismo alternativo capaz de mejorar el ejercicio del gobierno y del desarrollo económico; en Argentina, por el contrario, tiene reminiscencias conservadores. Federalismo está ligado a Caudillismo provincial.

De lo que se tratará entonces es de remover estas reminiscencias por medio de la generación de múltiples niveles de gobierno que sean capaces de “frenarse” entre si. Tal como manifiesta Llach, el resurgimiento de las economías locales puede ser la puerta de entrada para una descentralización eficaz en la Argentina capaz, por medio de una vuelta a lo local, de hacer frente al fantasma del caudillismo.

Un dilema, el federal, que la Argentina debe enfrentar.

N.P

lunes, 16 de julio de 2007

Pequeñas ideas. Política & Economía.


Pequeñas Grandes Ideas. Volviendo a lo básico.

Está mañana conversaba con A.M sobre "aquellas pequeñas ideas que generan grandes cambios y oportunidades". Aquí una de ellas.

Al recién llegado lo primero que le asombra de Amsterdam son las bicicletas. Es el transporte por excelencia de los holandeses. Sorprende aun más la destreza con las que manejan. A medida que pasan los días uno observa que lo que aparenta un caos de bicicletas guarda un riguroso orden. Bici sendas, señales, semáforos, y demás signos y usos que ordenan el tránsito.

Sorprende también la igualdad de las bicicletas. Todas son, más o menos, iguales. Ninguna destaca por su color o lujo. El igualitarismo queda más plasmado cuando se observa a los usuarios. Desde catedráticos universitarios a alumnos, desde directores generales de empresas al último empleado. Todos, sin excepción utilizan la bicicleta. Nadie es capaz de saber de antemano a quien pertenece una bicicleta. Todas son, demasiado parecidas.

Más allá de Amsterdam, algunas ciudades europeas están intentando adoptar este medio de transporte para desincentivar el uso del auto y descongestionar los clásicos transportes públicos. Una medida que generará no sólo un importante impacto medio ambiental sino que alentará también a aumentar las posibilidades de movilidad de los habitantes de la ciudad.

La primer gran ciudad europea en adoptar un modelo que alienta el uso de la Bicicleta ha sido Barcelona. El programa del ayuntamiento de Barcelona, Barcelona bicing presenta una idea novedosa e inteligente. Una pequeña idea. La generalitat ofrece en cada boca de metro y en lugares estratégicos de la ciudad bicicletas de uso público. El usuario debe registrarse para poder utilizarlas y abonar un costo simbólico. El tiempo de uso es de 30 minutos, debiendo el usuario, devolver la bicicleta en cualquier punto. En caso de que el tiempo transcurrido sea mayor (tiempo prudencial para las distancias de Barcelona) el usuario abona -por débito directo- un coste inferior a un viaje de metro cada diez minutos de uso.

El plan ha implicado grandes desafíos a la ciudad condal. La ciudad deberá adaptarse. Se deberán crear bici sendas, se deberá regular el transito, se deberá regular el control de los usuarios y demás cuestiones elementales que sólo generarán un impacto positivo en la ciudad. El turismo, por otro lado, agradecido del sistema.

Una pequeña idea que impactará positivamente en la vida diaria de los ciudadanos, que desalentará el uso del automóvil, descongestionará el transporte público y generará ciertamente una mejora en las posibilidades de movilidad de los barceloneses.

En definitiva, una medida local, generada por un gobierno local e implementada por él que está destinada simplemente a mejorar la ciudad y la vida diaria de sus ciudadanos. Una pequeña gran idea cuyo impacto económico será, está por verse, positivo.

Nuevamente, una lección producto de una pequeña gran idea. Mientras tanto, hace algunos días, el presidente argentino y toda la troupe inauguraban un tranvía en puerto madero que recorre una mínima distancia a un elevado coste, y se presentaba como un símbolo de modernidad y progreso. Mientras tanto, Catalanes y Holandeses entienden que la bicicleta, además de ser más limpia, más democrática y más rápida, es por sobre todo, más barata. Será hora de volver a pensar lo básico, me pregunto.

N.P


Política & Economía. Turismo en Barcelona.

Woody Allen y su experiencia barcelonesa

Hace 3 semanas Woody Allen llegó a Barcelona. Su encuentro con Barcelona no es casual. Cada vez que estrena una película, uno de los públicos más fieles en toda Europa es el de Barcelona, en comparación mucho más que el de Estados Unidos.

Es por este motivo que Allen, que ya vino un par de veces para tocar el saxo, ha vuelto para hacer lo que él considera “su declaración de amor a la ciudad”. Después de dos experiencias en Londres ha decidido que su tercera película en el exterior se ruede en Barcelona y la acción tenga como motivo la ciudad.

Ha empezado ya el rodaje y, por qué no decirlo, las incomodidades, puesto que el genio director ha cortado en horas punta los principales lugares de la ciudad “Passeig de Gràcia”, “Passeig del Born” y un restaurante de la Barceloneta. Durante las próximas 6 semanas se espera que Scarlett Johansson, Penélope Cruz y Javier Bardem sigan paseando por la ciudad, y nosotros deseando que alguien tenga la agenda del productor para pedir poder tomar un café (y quizá dos) con alguna de estas visitantes.

Ahora ya seriamente, esperemos que la película, que también tendrá rodaje de un par de escenas en Oviedo (donde Allen recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes), sea buena, interesante, y refleje la ciudad de la mejor manera posible. Técnicamente será muy buena porque la productora MediaPro (de Barcelona y que también se encargó de la reciente película “Salvador Puig Antich”) ha buscado los mejores profesionales españoles para ello.

De todos modos, como decía en un post anterior, la ciudad no necesita mucha más publicidad para recibir turismo y visitantes, aunque el mercado norteamericano, que empieza a ser uno de los más incipientes en la ciudad, siempre ha sido muy bien visto en el segmento más alto del rubro.

Andreu Orte

Politólogo

Asesor del Consejo Económico y Social de Barcelona

Ayuntamiento de Barcelona

sábado, 14 de julio de 2007

Filosofía. Lecturas (II) Sabatinas

Manuel Cruz. (Coord.) Odio Violencia, Emancipación. Gedisa. Barcelona. 2007.

Interesantísima compilación de textos presentados en Buenos Aires en Noviembre de 2005 en un seminario en el Centro de Cultura de España. Aquel seminario había tenido como objetivo preguntarse por el significado político del odio, la violencia y la emancipación en este complejo principio de siglo.

Cuál el significado político de la violencia y el miedo es una pregunta que cruza todo el horizonte de pensamiento político moderno. Pero ciertamente, en este tiempo adquiere una relevancia solapada y crucial. La tarea de repensarlo, y de hacerlo en el contexto de habla hispana da al libro un interesante aspecto.

Son de particular interés los artículos de Jorge Dotti y del mismo Manuel Cruz. El primero nos advierte sobre la indiscriminada horizontalización de una violencia cruda. El segundo, con la habilidad y el refinamiento propio de su autor, nos pone de frente al problema de una racionalidad que parece haberse perdido en nuestros días. Indaga y acusa con extrema astucia reivindicaciones que, a primera vista, parecen válidas. Pero que, a juicio de Cruz, esconden una fragmentación que muestra el abandono de los horizontes de la razón.

En definitiva, una compilación muy interesante, actual y altamente recomendable.

N.P

Filosofía. Lecturas

Lecturas en Castellano

Leo Strauss. La Ciudad y el Hombre. Katz. Buenos Aires. 2006.

Strauss nos propone la recuperación de un problema clave para el análisis de la modernidad y su relación con la verdad. Cuál es la tensión que existe entre La Ciudad y el Hombre. Entre el Filósofo y la política. Cuál es, en última instancia, la función política de la filosofía?.

La aparición castellana de un libro que tiene ya más de 30 años es saludable. La reedición de Strauss supone recuperar un pensamiento que nos obliga a preguntarnos otra vez por la obligación política y su sustento. Strauss nos obliga siempre a volver al problema Sócrates.

Esto es, volver al pensamiento y la reflexión sobre el lugar de la filosofía y su compleja y peligrosa relación con la ciudad.

Carl Schmitt Tierra y Mar. Una reflexión sobre la Historia Universal. Trotta. 2007.

Se recupera por fin un texto de Schmitt no sólo poco conocido sino que casi desaparecido del mundo editorial. Para aquellos que pudimos encontrar la vieja edición de los años 50 del centro de estudios políticos de Madrid la aparición es una alegría.

La pregunta Schmittiana aquí nos obliga a pensar el problema de los elementos. Según Schmitt hoy –en aquel momento- nos encontramos frente a la aparición de un nuevo elemento en la vida política: el aire. La dialéctica entre el elemento terrestre –típico del derecho de gentes europeo- y el mar –típico del no límite horizontal liberal- parece resolverse en la aparición del aire como elemento central en la vida política.

Trágica aparición. El aire ya no se sitúa. Ya no puede fundar ningún derecho que no sea con pretensión universal. La deslocalización del derecho -esto es, su rotunda imposibilidad- se plasma en el acto del bombardeo aéreo. Hoy diríamos en un Humanismo devenido en Humanitarismo que Bombardea en nombre de la Humanidad de manera des-localizada y su contracara, un terrorismo también de-localizado que mata de manera indiscriminada. Ninguna de las dos opciones, nos recuerda Schmitt, es capaz de fundar derecho. El aire, como elemento central de la época de la despolitización, muestra el ocaso de una ontología liberal incapaz de entender lo político y, por cierto, de la misma modernidad política. Esto es, desnuda todos sus peligros.

Roberto Espósito. Bios. Biopolítica y filosofia. Amorrortu. 2007.

Se completa con esta aparición la trilogía planteada por Espósito. Cuál es el origen de la comunidad? De qué manera se relaciona con la Inmunidad?, y cuál es la relación que conlleva entonces la trilogía Comunidad-inmunidad-vida?

Espósito nos presenta una propuesta interesante. La vida se vuelve al centro de la cuestión política. El ocaso de la Soberanía desnuda su afán por invadirla, por manejarla, por desnudarla, por decidir sobre la muerte. Esposito muestra de esta manera como la vida pura, desnuda, pasa a ser el centro de la política. La decisión política en un estado de constante excepción se vuelve siempre una dedición de muerte. Una muerte que da vida.

El bombardeo humanitario, los resultados de la violencia en Ruanda, el terrorismo y demás atrocidades nos ponen de frente a una relación compleja en la que se juega nuestra propia existencia. Una trilogía entre Comunidad-Inmunidad y Vida que merece la pena ser pensada.

***

Los tres títulos nos devuelven al corazón del debate político. Es decir al corazón de la política. A ese momento que merece ser pensado puesto que está detrás de cualquier derecho, de cualquier ordenamiento político. Un momento en el que se juega la fundación del orden humano. Uno donde, Mito y Verdad, Límite y Derecho, Comunidad, Inmunidad y Vida hacen su aparición trágica de manera indiferenciada.

De lo que se trata es de repensar entonces los fundamentos mismos de nuestro ordenamiento epocal. Saludables propuestas para el lector castellano.

N.P.

viernes, 13 de julio de 2007

Viajes.

Librerías de Barcelona.

La librería “La Central” de Barcelona debe ser homenajeada. Sus dos sucursales son realmente exquisitas tanto para el lector casual como para el lector especializado.

Hacía bastante tiempo que no me perdía en su sucursal de la calle Mallorca. Recomiendo visitarla si alguna vez alguien viene por acá.

A diferencia de las librerías de Ámsterdam que, a mi humilde entender, están más preparadas para ofrecer un gran catálogo donde priman los clásicos y la literatura contemporánea y mucha, mucha pluralidad representada en pequeños ejemplares de grandes autores, La Central parece ofrecerlo todo.

Primero sus edificios. Diseño. Dentro del edificio uno puede pasar horas y se siente intimidado a la vez que invitado por los ejemplares que lo rodean. Todas las paredes cargadas de libros. Abrumando de manera prolija. Pidiendo muchas veces una escalera para ver el estante más alto. No hay ningún espacio donde no haya libros.

Luego, ambas sucursales están ubicadas en zonas realmente privilegiadas. Una, la del Raval, en el corazón de la ciudad vieja. La otra, la de Mallorca, en pleno centro de la Barcelona más refinada. Sin embargo, ninguna de ellas se deja intimidar por su ambiente. Lo acompaña casi de manera misteriosa. Casi con desconfianza.

Ofrece mucho. De todo. Uno puede encontrar libros en francés, español, inglés, italiano, y catalán. Priman las traducciones españolas aunque están optando ahora por ofrecer una considerable cantidad de libros en idioma original –me asombró ver libros en Alemán y Neerlandés hoy en una considerable cantidad (es raro encontrar a Hegel en alemán editado por la vieja editorial de Berlin-.

La sección de Teoría Política y Social es demasiado atractiva. La de filosofía, separada del resto, en un rincón del piso más alto (no por casualidad, mantener la división clásica del saber es parte del encanto), permite al lector sentirse aislado para tomar aire y comenzar a buscar. Hay un silencio sepulcral. De biblioteca, no de librería.

Hoy encontré cosas que son difíciles de encontrar inclusive, en amazon.com. Pluralidad, libros en idioma original, muchas ediciones en tapa dura, y mucha novedad a un precio razonable.

Recorriendo las librerías de Ámsterdam me asombró la pluralidad en escala. Esas librerías ofrecían la posibilidad que cualquier lector pueda gozar de los clásicos y tenerlos en su biblioteca. Es cierto, La Central no permite eso. Está demasiado especializada. Está demasiado fragmentada. Pero cada fragmento, a su vez, ofrece delicias para quien sabe encontrarlas. Claro está, o bien hay un café dentro de la librería o bien a menos de 3 metros, para que al terminar la compra uno pueda completar el ritual.

A diferencia de las librerías de Ámsterdam, La Central es como un vino bueno y bien guardado. Tomarlo y disfrutarlo es todo un trabajo por el que uno solo recibirá un gran gusto.

Nicolás

martes, 10 de julio de 2007

Relatos.

Nostalgia.
El día lo sorprendió. La sensación de la mañana húmeda y cálida lo obligó a levantarse rápido. Miró por la ventana, el mar parecía inmenso. Tomó el tren y partió.

Decidió bajarse en la Plaza Catalunya y caminar. Se movía a paso rápido –él siempre iba apurado- por las Ramblas mirándolo todo, como queriéndolo registrar una vez más. Recordó la primera vez que había visto la avenida Passeig de Gracia, pensó que esta vez la encontraba más linda que aquella. –La verdad es que no me había gustado mucho, no era gran cosa- pensó para si mientras asombrado miraba La Pedrera.

Se detuvo, como cada vez que cumplía con su rutina mensual, en el café de la esquina. El mozo, que hacía ya 3 años que lo veía, sin dudar le sirvió un café largo y le alcanzó La Vanguardia. En ese momento miró el reloj. Eran las 9.00 de la mañana. Sabía que su compromiso burocrático no se iba a concretar sino hasta las 10.30 –es que en este país todo es lento, pensó por enésima vez-. Pese a que uno de sus placeres más grandes consistía en la rutinaria tarea de mirar el diario por la mañana mientras tomaba un café que ya le sabía familiar, este día no lo hizo.

Por primera vez en mucho tiempo se tomó un respiro. Su vista se perdió en la gente que caminaba por la rambla de Catalunya. Miró. Miró y miró. Un encargado de edificio corría con una correspondencia mientras un ciclomotor frenaba por la obra que estaban haciendo, un muchacho de unos veinte años preguntaba una dirección. Por un momento esa visión lo cautivó. Se vio a sí mismo unos cuantos años atrás.


El tiempo pareció detenerse. Ni el ruido de las bocinas, ni el calor agobiante que amenazaba con aparecer, ni el olor a café lo sacaron de su estado. Miraba fijo el edificio de la Diputaciò y el banco que, aferrado al piso, adorna la rambla. Por un minuto una sensación de nostalgia lo invadió. Recordó aquel día en que cargado de apuros y de papeles se sentó cansado en ese banco.

Había sido su primer día en la ciudad. Recordó su asombro cuando miró la cúpula del edificio de la Diputaciò. Pensó que desde aquel día no lo había vuelto a mirar a pesar de haber pasado por allí más de un millar de veces. Es que a veces, se dijo recordando un comentario, los lugares que el primer día son extraños mágicamente se transforman en habituales.

Un taladro lo rescató de la ensoñación. Era hora de realizar el trámite, por última vez.


***
Tomo el metro al salir. No volvió a detenerse en la Diputaciò, ni en su banco, ni en ningún recuerdo. Quería escapar de ellos. No podía permitirse la nostalgia que le producía un lugar que no era el de él. Sin embargo la sensación volvió a asaltarlo en el metro. Ese olor. Ese olor, se repetía a si mismo. Ese aroma poco agradable del metro barcelonés lo transportaba. Lo llevaba a otro tiempo. Un tiempo que estaba muriendo.

No rompió con su rutina. Se encontró con su amigo. Un saludo ameno, una charla normal y las quejas de siempre. Mientras su compañero hablaba con el inglés más familiar de todos, él pensaba en cómo ese hombre podía haberse convertido en su amigo. Pero lo era. Lo conocía a la perfección. Habían vivido juntos al llegar. Habían vivido juntos muchas más cosas de las que él podía haber imaginado. Habían compartido soledades, llantos, muchos llantos, y muchas risas. Habían creado un código secreto entre ambos hacía ya mucho tiempo.

Por uno de esos códigos podía él usar la oficina de su amigo. Eso hizo. Como siempre. Como un día más. Entre cigarrillo y cigarrillo en el balcón de esa universidad había conversado tantas cosas con aquel hombre que hasta hoy no sabía donde estaba Uruguay.


***

Era su última vez. Al menos eso sentía. Ya nada sería igual. Ya nada era igual. Sintió que sino partía rápido una rara tristeza lo abrazaría. Tenía que ver algunos amigos pero prefirió posponer sus compromisos y dedicarse a lo que más le gustaba hacer en Barcelona. Perder horas en la librería la Central de la calle Elizabets en el Raval.

Esa calle tenía un encanto que lo había atrapado desde el primer día. Una calle que no tenía nada de extraordinario lo enamoró desde el día que llegó. De un lado un hotel que intentaba vender un diseño, del otro, una vieja iglesia convertida en instituto de investigación y a su lado, en silencio, un viejo convento convertido en librería.


Entró. El olor a libros lo abrazó. Tenía más de dos horas y las pensaba perder en esa librería.

La planta baja estaba cargada de literatura. Buscó y buscó. Ojeó todo lo que pudo y le recomendaban. Hasta que Borges lo asaltó. Había visto en Ámsterdam un ejemplar de ese libro en casa de un amigo. Se acercó a él con respeto. Lo abrió. Y se perdió en él durante un tiempo. Bioy conversando con Borges. Era demasiado, pensó. Cada página podia sacarle horas de su lectura obligada. Al fin y al cabo debía terminar de una vez su tesis doctoral. No podía seguir entreteniéndose con Borges.

Soltó el tomo con bronca. Como quien no quiere desprenderse de algo. Enseguida vio que habían traído una nueva edición de las obras completas de Shakespeare. Como un goloso se avalanchó sobre el gigante libro. Era en Inglés. Una belleza. Instantáneamente fue a Hamlet. Hamlet le traía recuerdos. Tal vez hasta por él había conocido a su pareja. Hamlet era su inspiración siempre. Es que no falta nada en esa obra donde la modernidad se resume en un párrafo. Donde se muestra el poder de los fantasmas. Donde se insinúa el individualismo, el liberalismo y sus propias imposibilidades. Donde la sangre, la fatasmalogía y la duda racional lo constituyen todo.

Miró el Borges de Bioy y el tomo en inglés de Shakespeare. No podía otra vez, permitírselo. Ya llegará el momento, se dijo. No había tiempo que perder. Necesitaba salir de esa sección antes de encontrar algo más. Pessoa amenazaba con aparecer en cualquier momento. Demasiados recuerdos. Se apuró para subir al primer piso. Ese si le era familiar.

Historia en el entresuelo a la derecha, a la izquierda teoría política y en cada costado antropología y sociología. Lo conocía de memoria. Hasta todavía estaba el tomo que reservó y nunca compró de la Historia secreta de los mongoles. Miró las novedades. Nada nuevo, salvo una traducción de Koselleck de Tecnos que le llamaba la atención. Pensó que Tecnos había leído su pensamiento, estaban traduciendo aquellos libros que él pensaba a nadie ya le importaban un bledo. A la derecha de Koselleck una nueva edición de Mar y Tierra (quien se hubiese atrevido a ponerla a la Izquierda!). Hacía meses que el traductor se había comprometido a enviarle un
ejemplar. Tuvo la tentación de comprarla pero desistió. Debía confiar en su colega.

En su mente sólo había una cosa. Encontrar las cartas de Strauss a Schmitt. Había, según Internet, un ejemplar. Pero no estaba. Irene, paciente empleada que ya conocía los pedidos estrambóticos que él solía hacer, le dijo calmándolo, como se calma a un niño caprichoso, que el jueves lo podía retirar. Sintió frustración, pero Irene –quien por observación conocía los placeres de su cliente- inmediatamente lo sedujo con una nueva edición del Nomos de la Tierra. Imposible resistir la tentación. Fue entonces cuando en la mesa principal vio un tomo que le sonaba conocido. Lo abrió. Vio escrito en el capítulo 4 su nombre. Sonrió, y con una lentitud extraña en él lo dejó donde estaba. Lo invadió el orgullo. Compartía, aunque limitada y ocultamente, cartel con los sabios que habitaban los estantes. Casi casi, sintió vergüenza.


Salió con su flamante Nomos y una traducción castellana difícil de encontrar de Strauss. Sintió orgullo. Se sentó, como lo hacía ya hace muchos años, en el café de la librería a ojear con gula sus nuevos tesoros. Esta vez, dado que había visto su nombre en esa mesa, no leyó. Estaba demasiado nervioso, ansioso, avergonzado y orgulloso como para hacerlo.

Volvió a recordar el primer libro que había comprado hacía mas de tres años en esa misma librería de sus sueños: “Natural Right and History”, podía hasta recordar de que lugar del estante lo sacó.

***
Tomó el tren. El calor otra vez. El peso de la mochila. El viaje. Y ese olor.

Encontró sitió en uno de esos asientos de a seis que nadie sabe para que están hechos. Nadie, de un tamaño razonable, cabe en ellos. Frente a él una pareja de jóvenes hablaban un inglés con acento marcadamente londinense. A su lado, un muchacho con cara cansada de facciones árabes. Sólo podía mirar por la ventanilla para no invadir al resto.


Se perdió en el paisaje de obra hasta que, repentinamente, el mar. Un color turquesa, casi transparente, lo asaltó entre las montañas. El color del cielo en el atardecer mediterráneo merecería un capítulo. El tiempo se detiene. El tren se hace ameno. Todo se vuelve, perfecto.

La tristeza lo volvió a invadir. El recuerdo de la más abrumadora soledad que sintió aquel día mirando el mismo paisaje lo asustó. Tenía miedo. No quería pensar. Quería leer. No podía. Todo lo transportaba hacia una emoción de la cual quería escapar.


Fue al recordar su cara tierna en aquella primera visita de domingo a Sitges que todo se derrumbó. La recordaba sentada frente a él, sonriendo cómplice. Preocupada por él, pero contenta. Temerosa del futuro pero arriesgada. Como siempre. Fue en ese momento que descubrió que extrañaría: que irse, como ya le había pasado, representaría media muerte.

Fue en ese momento que descubrió que debía volver. No estaría el mar, pero ella lo estaría esperando.


Barcelona. Una lección

Llegué ayer lunes a la Ciudad Condal. Ciudad que fue mi primer contacto con una Europa diferente a la que soñaba cuando aún la conocía.

Ámsterdam – Barcelona es por estos días, una ruta aérea muy transitada. El avión iba cargado de holandeses con sombrilla dispuestos a dejar la lluvia de Ámsterdam y entregarse a la vida mediterránea por unos días.

No deja de asombrarme Barcelona. Es una ciudad que, para quien viene de fuera y pretende vivir en ella puede volverse hostil. Es Hostil. Pero luego de un tiempo, casi por arte de maga, la hostilidad se transforma en hospitalidad. Los mismos que miraban con desconfianza miran con simpatía. Ese fue mi caso. Luego de algunos años la ciudad, en silencio, me adoptó. Me permitió participar de sus instituciones de prensa, de sus instituciones universitarias y de ciertos círculos interesantes.

Pero yo no soy barcelonés, y mi català no es lo suficientemente bueno como para sentirme local. Será por ello que no deja de asombrarme.

Dicen que previo a las olimpiadas de 1992 Barcelona era una ciudad triste, cargaba en su peso el desgaste de una industria textil en decadencia y de un régimen que la había desplazado del centro de la escena cultural y política.

Hoy Barcelona reluce, comercia, vive. Es increíble ver la cantidad de turistas dispuestos a dejar sus euros en ella. Es increíble y admirable ver el sistema de transporte público. Es, otra vez increíble, apreciar el esfuerzo que esta gente ha realizado para posicionarse como una de la ciudad con mayor calidad de vida.

Barcelona aprendió a atraer inversiones, a mejorar su infraestructura, a vender su cultura, a promocionar sus espacios. Es cierto que Barcelona, para quien la conoce en profanidad dista mucho de ser lo que vende. Pero….vende. Barcelona es, muchas veces, una lección para ser aprendida.


N.P

Filosofía Política. Reflexiones.

El derecho a vivir y la obligación de morir.

Puede afirmarse sin mucha más aclaración, que el abandono de una noción trascendente capaz de garantizar la obediencia –esto es, la obligación política-, hacen de la asociación civil un problema.

¿Cómo sostener una asociación de hombres cuyo único interés es preservar su vida y alcanzar un grado superior de felicidad, mientras entendemos ésta como la obtención incesante de un deseo tras otro deseo en plena competencia unos con otros?.

La pregunta es la clave de bóveda de gran parte de la teoría política moderna y anuncia la dicotomía entre hombre y ciudad. ¿Qué razón, si ya no hay teología, es capaz de hacer que los hombres vivan juntos?. No se trata ya de obtener la felicidad en la actividad contemplativa sino, de lo que se trata ahora, es de obtener la paz.

El Estado Moderno aparece, a su vez, como el ejemplo más representativo de la modernidad política occidental: como la forma de asociación civil por excelencia.

La paradoja que antes señalábamos –aquella entre hombre y ciudad- se debate dentro de las entrañas de esta formación política moderna –Hobbes, brillantemente retoma el diálogo bíblico para explicar como orden y revolución, Behemoth y Leviatán conviven en constante tensión irresoluble.

Veamos un poco más el asunto, aún suponiendo que un conjunto de individuos egoístas generan un espacio en el cual acuerdan vivir en paz y respetar una ley común en post de garantizar sus vidas –esto es el camino a su felicidad-, ¿los ata alguna obligación más? ¿Los ata algún otro lazo?. ¿Es posible sostener una asociación civil sin ningún otro lazo de lealtad?.

Las preguntas no parecen ser relevantes sino hasta cuando nos encontramos en una situación de excepción, esto es, en el campo de batalla. Justamente, ayer por la noche me quedé viendo por TVE la película
“Mi mejor enemigo” que relata las peripecias de un “comando chileno” y uno argentino perdidos en medio de la inexistente frontera chileno-argentina durante el momento más álgido el conflicto que estas dos naciones tuvieron allá por finales de los años 70.

En un momento de la película, el oficial argentino le dice al chileno que su posición será arrasada por las tropas argentinas. Esta información es vital para que el comando chileno se reubique y sobreviva al inminente ataque. Los chilenos, sin embargo, deciden quedarse y morir “por la defensa de la patria”. Lo que sigue en el film ya no es tan relevante.

Pensaba entonces en el porqué de esta decisión del oficial chileno. ¿Tiene un hombre –un individuo- para con una asociación civil que lo protege y le permite alcanzar su felicidad la obligación de morir en su defensa?. ¿Hubiese cometido un acto de injusticia el oficial chileno si hubiera puesto a salvos su vida y la de sus soldados?.

Creo fervientemente que es, en teoría, imposible salir de éste dilema. No hay razón alguna para que una asociación civil solicite a un individuo dejar la vida. Puesto que por el contrario, el temor a la pérdida de la vida –ergo, a ser feliz- es la razón de ser de la asociación civil. No hay ningún tipo de obligación válida entonces. Ni legal, ni política, ni moral. La vida es un bien irrenunciable.

Sin embargo, si se llevara al extremo esta postura, la asociación civil sería también imposible. Esta es la dicotomía del liberalismo.

Ahora bien, si se entiende que la asociación civil a la que un individuo pertenece es el único modo de alcanzar su realización como tal, y la perpetuación de esa asociación civil supone la perpetuación de una forma de vida que garantiza el ser de aquellos que la habitan, la obligación de morir por ella cobra nuevo sentido.

Estamos otra vez en un terreno complejo. Uno donde es notorio que si sopesa el individuo la asociación civil es un imposible. Si se sopesa la comunidad –ahora sí me permito el uso del término- el individuo es imposible.

En fin, otra vez Kant, otra vez Hegel. Otra vez un dilema que se pregunta por las veces que el derecho del ser solo encuentra su perpetuación en la obligación de morir, y por las veces en las que la obligación de morir, es imposible puesto que anula un derecho primero que es el derecho a vivir.

N.P-

domingo, 8 de julio de 2007

Política Latinoamericana. Reflexiones.

Denuncias y Manejos: Si los Hombres fueran ángeles no necesitarían ser gobernados.

La frase corresponde a Agustín. Concepto que no puede, sin embargo, atribuírsele solamente al Santo, siquiera a la tradición judeo-cristiana y su teoría del pecado original.

Esta concepción antropológica del hombre está presente ya en Tucídides.

Es también por excelencia la concepción de la naturaleza humana presente en la teoría política liberal desde sus orígenes allá por el siglo XVII –ahora sí, con claras reminiscencias religiosas-.

La frase advierte que los hombres no son seres virtuosos por naturaleza. Anuncia que, son seres cuya condición natural se inclina hacia las pasiones más terrenales y, por ende, más conflictivas.

La necesidad de la ley está, por tanto, expresada de manera implícita en la frase. Los hombres necesitan ser gobernados. El problema es que los hombres también son aquellos que gobiernan. El desafío, es entonces doble. Hombres pasionales gobernados por hombres pasionales. Leyes sancionadas también por hombres pasionales.

El dilema de la ciudad entonces consiste en controlar las pasiones de los hombres. De aquellos que gobiernan y de aquellos que son gobernados. No hay más alternativa que el control de los hombres por los hombres por medio de la multiplicación de las facciones y de los intereses. No hay más alternativa que la división del poder, intuición presente en Maquiavelo y reafirmada por Madison. La formula anula la virtud clásica. La pasión controla a la pasión. Cualquier intento de moldear la arcilla de los hombres –como afirma C. Hilb- deviene en tiranía. Cualquier intento de favorecer una facción por sobre las otras degenera en despotismo y se autocondena a un conflicto irresoluble.

En esta línea, advierte Maquiavelo la virtú de una ciudad consiste en sostenerse frente a la complejidad que presentamos más arriba.

Hoy leemos, sin embargo, en Clarín una denuncia interesante sobre los abusos presupuestarios de la Secretaria de Medio Ambiente de la Argentina. Lo asombroso del caso es que la Sra. se presentaba en su momento como una mujer virtuosa, apegada a su causa, honrada y honesta. Claro está, la Secretaria no estaba exenta de su condición humana. No hay sorpresa en ello.

La historia de la Sra. Secretaria se repite en la Argentina contemporánea. La distribución irrestricta de cargos públicos otorgados sin un llamado a concurso público, salarios públicos que no se corresponden con el currículum de quienes los ocupan sino con la devolución de favores o el pago retroactivo de la militancia. En definitiva, el avance irrestricto de pasiones humanas que no encuentran ningún control. Ningún freno.

Se demuestra una vez más, que sin el control de las pasiones de los hombres ningún gobierno puede escapar a la corrupción propia de la naturaleza humana. Sin el control y el freno a las pasiones por medio de la multiplicación de los intereses el gobierno está condenado a degenerar en tiranía o despotismo.

El desprecio constante a la pluralidad, al control, a la división de poderes, llevarán al gobierno del Sr. Kirchner, necesariamente, al colapso. Porque como alguna vez dijo Alexander Hamilton Why has government been instituted at all? Because the passions of men will not conform to the dictates of reason and justice without constraint”

El caso de la secretaria de medio ambiente es, solamente, un ejemplo.

Por
Nicolás Patrici
Para ver análisis centrados en los Check and Balances recomendamos visitar el blog Mackinlay´s

sábado, 7 de julio de 2007

Política Latinoamericana. Reflexiones de un lector de diarios.

De ángeles y demonios. Experiencias de un lector de diarios argentinos.

Leer por Internet los diarios argentinos, desde lejos, se vuelve por estos días, una aventura. La experiencia me recuerda a mi infancia, cuando solía leer con ahínco aquella serie titulada “elige tu propia aventura”. Recuerdo que con mi hermano elegíamos leer cada uno un resultado diferente. Y al fin de cuentas, poder conocer todas las posibilidades que brindaba la historia. Recuerdo mi ansiedad al ir de una página a la otra por medio de aquel precoz link.

Leer los diarios Argentinos por Internet hoy me llevan a aquella experiencia de ansiedades al ir de un link al otro. Lamentablemente la aventura tiene un sólo final y el diario es incapaz de contarlo.

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Ha sido hoy un día de esos en los que la experiencia que relato tuvo lugar.

Primero Clarín me atrapó con una interesante entrevista al politólogo español Heriberto Cairo sobre las consecuencias de la Guerra de Malvinas y la transformación de la relación Espacio-identidad-guerra. Conozco personalmente a Cairo. Se que su intención es noble. Sin embargo, no termino de comprender su afán por presentar el concepto de soberanía de manera erosionada. Toda lucha identitaria hoy está aún ligada a la lucha por la soberanía (Euskadi, Catalunya, Palestina, Los territorios Sub-saharianos, Chechenia, etc).

La soberanía sigue teniendo el poder de delimitar los espacios legales e identitarios. Cairo prefiere pensar que no es así. Que la soberanía se erosiona por un proceso de “múltiples tomas de decisiones”. Cairo está en sintonía con un liberalismo post-moderno al que yo no le encuentro más que peligros: el peligro claro está, es el de la pérdida de la definición misma del espacio político, no el de su redefinición. El de la pérdida de lo político. Pero está es una larga discusión…

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Dejé mi discusión con Heriberto para sumergirme en el caso Miceli. Corrí como un loco de link a link. De blog en blog. De diario en diario. Solamente una reflexión retumba en mi mente. Orwell puso en boca de su protagonista en 1984 que nadie iba a hacerle pensar que 2 + 2 es 5. Miceli y el gobierno, parecen querer pensarlo e impulsar a que se piense. No hay más alternativa para la ministra que la renuncia. No hay explicación posible, solo ridiculez. Olvidaba que la ridiculez, claro, es parte constitutiva de las declaraciones públicas de algunos. “2+2 NO ES 5” reza el personaje de 1984, mientras leemos que el INDEC se debate entre la vida y la muerte. Ventajas de la estadística, le guste o no a los empiristas.

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Por último me encontré con unos viejos conocidos. Parece ser que los muertos resucitan. Es que los fantasmas son demasiado poderosos como para ignorarlos. Se juntaron todos: Menem, Rodríguez Saa, Puerta. Todos juntos para intentar arrebatarle la identidad peronista a su majestad N.K. Interesante reunión. Interesante fórmula repetida. Será que la argentina es un país peronista?. No lo sé. Me asombró un detalle. La Nación publicaba una nota en la que se repetía la palabra “marchita” al referirse a los cánticos y ruidos de las gentes que asistieron a la reunión. Luego publicaba una nota de Menem defendiendo los noventa. En fin. Pluralidad o contradicción.

Lo cierto es que la argentina vuelve, en este contexto pre-electoral, a reeditar el desprecio por el pluralismo. En vez de suponer que diferentes ideas suponen diferentes concepciones, se debate la representatividad del justicialismo en manos de aquellos poderosos fantasmas o en manos de su majestad el Sr. K.

Es prudente remarcar que Puerta estaba presente en la reunión, en vistas de que Macri está en su casa en París. Será el desafío del PRO tal vez, evitar diluirse en el debate maniqueo?. Será también el desafío del ARI intentarlo?. Es que otra vez, ángeles y demonios. Maniqueísmos en vez de pluralismo. Como fuere, leer los diarios argentinos es una aventura cuyo final, lamentablemente para mí, ya no depende de las advertencias de mi hermano menor….

N.P

viernes, 6 de julio de 2007

Reflexiones. El duro placer de ser argentino


Reflexiones de un hombre de a pie. Tramitar un certificado en un consulado argentino.

Breve reflexión. Me pregunto si ser argentino se transforma necesariamente en una carga a la hora de solicitar un trámite en el consulado argentino en Barcelona. Los teléfonos no funcionan, la página web tiene direcciones de correo electrónicas erróneas, los pasos a seguir para solicitar un turno son, no sólo imposibles de hacer por teléfono sino que además son engorrosos y sin sentido. Los aranceles, caso a parte. Por las nubes -claro me había olvidado que el gobierno argentino debe financiarse de alguna manera-. El consulado Argentino de Barcelona y sus funcionarios no sólo no contestan el teléfono sino que si uno tiene la suerte de lograr comunicarse con uno éste se desentiende y corta sin previo aviso.

Ser argentino en el exterior es más caro que ser Holandés en Holanda, Belga en Bélgica o Francés en Francia.

La ciudadanía implica derechos. La constitución Argentina los garantiza esté donde esté el ciudadano. Los Argentinos directamente los desprecian y se ríen de aquellos que no lo hacen.

Luego nos preguntamos porqué somos lo que somos. La respuesta es sencilla, somos lo que somos:
Una vergüenza.

Nicolás Patrici

jueves, 5 de julio de 2007

Litereatura. Fragmentos de la filosofía del anticonsumo.

Eduardo Galeano. Escritor Uruguayo.

Nota: Las aclaraciones entre paréntesis corresponden a la traducción del castellano rioplatense al ibérico realizada por G.C,


(…) Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y
cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco. No hace tanto con mi mujer lavábamos los pañales de los gurises (Niños en período de lactancia). Los colgábamos en la cuerda junto a los chiripas (especie de pañales de tela que debían hervirse para reutizarse); los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda (incluyendo los pañales). ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! (…)

(...) Sí, ya sé. A nuestra generación siempre le costó tirar (…)

(...) ¡Nooo! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún
momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular (móvil) cada tres meses o el monitor de la computadora (ordenador) todas las navidades. ¡Guardo los vasos desechables! ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez! ¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma (poliexpam) plástica de los pollos! ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de alpaca en el cajón de los cubiertos! (…)

(...) ¡Nos están jodiendo(vacilando)!¡¡Yo los descubrí. Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara (…)

(...) Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad es descartable. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. (...)

(…) No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour. Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la bruja (esposa) como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. (…)

(...) Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro
el riesgo de que la bruja me gane de mano...y sea yo el entregado.(…)”

miércoles, 4 de julio de 2007

Reflexiones. Cine Europeo.

Y si fuera Pamela Anderson?

Apareció ayer, en el diario Clarín de Argentina, una noticia interesante que afirma que la U.E promoverá el cine Europeo por medio de un corto cargado de escenas de sexo. La anécdota remarca que Polonia ha protestado seriamente al respecto. Protesta a la que se respondió diciendo que “Europa no es un cinturón bíblico” puesto que “cree en la tolerancia y la creatividad”.

Más allá de la protesta polaca, es interesante notar la alusión a la relación entre “sexo y tolerancia” y “cine europeo”.

Tres breves reflexiones al respecto.

1.- Son la tolerancia y la creatividad valores universal y superiores? O la tolerancia es un valor igual que cualquier otro valor,?. Si es universal, se puede acusar a los Polacos de bárbaros y no creativos, si no es así, se debería acusar al parlamento Europeo de juzgar los usos, costumbres y morales de los polacos. Al fin y al cabo, tolerar se trata de no juzgar.

2.-Me pregunto si es necesario unir en una correlación tan estrecha sexo con cine europeo y ello con una característica “creativa” de este cine. Claramente, la promoción de este corto publicitario no se corresponde sino a una iniciativa para alentar el consumo de cine Europeo. No hay nada de malo en utilizar una escena de sexo en ello. Pero, me parece, que ocultar esta propiedad mercantil detrás de un afán creativo es una esteitización de un bien de consumo completamente innecesaria.

3. Me pregunto que diría el espectador convencido de que estas escenas son producto de la creatividad artística si una de ellas involucrara a Pam Anderson……Está claro, y yo había olvidado el ABC del espectador de cine alternativo, si es una europea desnuda es arte, si es una pakistaní revolución, si es una latinoamericana crudeza, si es una rubia californiana es vulgaridad……



Por:
N. P.

martes, 3 de julio de 2007

Política & Economía. Turismo en Barcelona.


La otra cara del turismo en Barcelona

Desde el año 1992 Barcelona ha pasado a ser una de las destinaciones turísticas de referencia en Europa, con un volumen de visitantes que supera ya los 11 millones al año, nada que envidiar a París, Florencia o Roma, destinos que años atrás jugaban en otra división. Por aquel entonces las iconas culturales y lúdicas de Barcelona: el mar, Gaudí, el gótico y el FC Barcelona no estaban entre los principales referentes europeos. Los Juegos Olímpicos y la activación de la marca Barcelona a través de un nuevo consorcio de Turismo de participación público-privada han generado en estos últimos años un gran boom. El impacto directo e indirecto del turismo es de un valor incalculable, pero sus costes sociales y económicos también resultan complejos políticamente: limpieza, ruido, masificación, adaptación del transporte público, en general, molestias para el ciudadano en general.

Da la sensación que las autoridades políticas y el Consorcio Turismo de Barcelona han tomado cartas en el asunto, han comprendido perfectamente que el futuro no puede pasar por un turismo de fin de semana, eminentemente lúdico, el que se encierra en pubs ingleses y apenas pasea más allá de las Ramblas.

En la actualidad hay tres ámbitos en los cuales se busca una mejora del turismo: en primer, ofrecer una imagen distintiva para productivos diferentes. En esta línea, Turismo de Barcelona está trabajando para activar la marca Turismo Cultural, sus museos y sus edificios más emblemáticos.

En segundo lugar, se está potenciando el turismo de negocios (ferias, congresos, reuniones de negocios). La creación del Barcelona Convention Bureau y la internacionalización de la Feria (que ya era importante años atrás) ha servido para incrementar en un 400% en menos de 10 años el turismo vinculado a esos motivos de negocio, que representan un gasto enorme en establecimientos de restauración no turísticos, en hoteles de lujo y que, en sus días libres, se convierten en turistas culturales. Por otro lado, Barcelona figura cada año en los primeros 6 puestos en el Ránking de ciudades europeas para hacer negocios y trabajar, confeccionado por Cushman & Wakefield.

Por último, el interés de los Gremios de Restauración y Comercio por mejorar la calidad de los servicios y de los bienes, que sufren un grave problema por la alta oferta de trabajo de estos sectores y la baja preparación de los demandantes.

El futuro refleja un panorama en el cual la formación, la diversificación de la oferta turística y la mejora del aeropuerto pueden permitir no sólo mantener el liderazgo en el mercado europeo, sino también seguir creciendo en el mercado norteamericano, latinoamericano y asiático.

Andreu Orte (Politólogo)

Asesor Técnico del Consejo Económico y Social de Barcelona

Ayuntamiento de Barcelona