viernes, 24 de agosto de 2007

VOLVEREMOS EN BREVE

ESTIMADOS AMIGOS:

DEBIDO A QUE UNA SERIE DE COMPROMISOS (LLAMADOS CAPITULO 2 Y 3 DE LA TESIS DOCTORAL) ME HAN ASALTADO (NO REPENTINAMENTE) EN EL MES DE AGOSTO NO HE PODIDO ACTUALIZAR EL BLOG. QUISIERA DISCULPARME POR MI AUSENCIA; VOLVEREMOS AL BLOG A PARTIR DEL 8 DE SEPTIEMBRE.

CON UN ABRAZO

NICOLÁS

sábado, 4 de agosto de 2007

Lecturas Sabatinas. Comentaristas

Deterioro Institucional y Público.

Hace tiempo que, en este blog, venimos destacando las ventajas comparativas de sistemas sociales que no han abandonado su compromiso con el espacio público. Señalamos, siempre en clave comparada, las ventajas micro que ofrece la ciudad de Barcelona tomada como "caso".

En otros Blogs amigos (Mackinlays, El Blog de Hugo Perini) se ha destacado también el fuerte problema institucional que sufre la República Argentina. A diferencia de los enfoques ofrecidos por estos comentaristas, nuestro objetivo ha sido siempre centrarnos en aquel espacio micro que parece haber sido abandonado: en intentar señalar la diferencia que existe en la "experiencia de la comunidad". Sin por ello, claro está, dejar de suscribir enteramente a la denuncia de una falta clara división clara de poderes o de apego a la ley (elementos tratados in extenso por los comentaristas citados).

Nuestra intuición ha sido siempre más, si se permite el término, sociológica. La diferencia básica que notamos en nuestras experiencias por el globo puede resumirse en "una experiencia de la ley y el respeto". La respuesta institucional se encuentra en el sentido básico de la convivencia diaria y en el sentido de esta experiencia.

El fundamento de la obediencia a la norma y el respeto por lo público debe encontrarse en una legitimidad que se expresa cotidianamente y que se desprende del sentido de las acciones de los ciudadanos en Amsterdam o en Barcelona, en Madrid o en Londres. La norma está cubierta por un manto de autoridad. No es pura imposición sino autoridad que protege y garantiza a la comunidad y a sus individuos (no hemos descubierto América, solo volvemos a Weber!)

Legitimidad, Autoridad y Comunidad se encuentran íntimamente ligadas. No hay comunidad posible sin una autoridad legítima. El caso es que, sin esta autoridad capaz de legitimarse en una experiencia cotidiana la experiencia comunitaria y todas sus ventajas se torna prácticamente imposible. La comunidad se pierde en la desconfianza constante y erisen la brutalidad y patoterismo constante.

En Amsterdam o en Barcelona se "experimenta" constantemente la legitimidad de una autoridad poderosa. De un poder que es capaz de hacer que la experiencia de la comunidad sea posible. Mientras tanto, las radios argentinas anuncian con normalidad que un señor se pasea armado en el Indec. Poder y autoridad en Argentina se han dividido con un notable impacto en la capacidad de legitimar prácticas que se apeguen a la norma (otra vez, el fundamento del rule of law está en el cruce legitimidad, autoridad, poder). La norma al perder su autoridad se transforma en pura imposición patotera que debe ser combatida patoteramente tornando la experiencia de lo público en un imposible y afirmando un individualismo mal entendido.

En esta línea, LA NACION, publica una interesantísima entrevista a J. L. Galimidi. Es saludable que empiecen a encontrarse discursos orientados a la construcción y reconstrucción de la autoridad. Una autoridad que lejos debe estar de una experiencia patotera. Una autoridad capaz de legitimarse ahí en la experiencia de la comunidad. Una autoridad que debe, que está necesariamente obligada a reconstituirse en los lazos de confianza necesarios para la experiencia comunitaria.

N.P.



viernes, 3 de agosto de 2007

Política & Economía. Barcelona

Barcelona. Economía de la Proximidad (II)

Los barrios y distritos de Barcelona se han caracterizado, a diferencia de otras ciudades como Londres, Milán o ciudades americanas, en mantener en los últimos años la apuesta por la proximidad, en permitir un uso intensivo de tiempo y relaciones personales en un pequeño espacio. Barcelona no es sólo una ciudad para trabajar y tampoco tiene un área únicamente dedicada al ocio o al comercio. La ciudad como espacio geográfico se entiende como un todo complejo, rentable para el pequeño comerciante y agremiado.

La segunda concepción de la ciudad compacta se refiere a su naturaleza sociológica, antropológica. La convivencia en la ciudad de los barrios facilita que se generen sinergias entre las personas que habitan el territorio. En todo caso, habitar un territorio no significa que los estilos de vida confluyan, que pueda derivar en la confianza interpersonal necesaria para tener seguridad y respeto.

En una sociedad diversificada e incluso, por qué no decirlo, individualizada, los estilos de vida son tan variados que resulta complicado sacarle un factor común para todos los barrios. Lo que sí podemos hacer es distinguirla de otros modelos de ciudad basados o bien en la dispersión de la población o en la especialización del espacio:

  1. Proximidad de servicios. La idea de no requerir de desplazamiento para disponer de servicios privados y público, especialmente por obligaciones de salud.
  2. Relación social. En tanto que ciudad densa, la ciudad compacta posibilita mayor contacto, sobretodo entre los que hacen vida de barrio, incluida la actividad laboral.
  3. La disminución de desplazamientos obligados facilita que las personas interactúen, se sientan cómodos en su barrio y con sus vecinos. Es sencillo coincidir en las bibliotecas y mercados de barrio.
  4. La ciudad como expresión de diversidad. En las ciudades dispersas los usos del espacio están basados en la especialización y las características de las personas suelen ser similares: barrios para jóvenes, barrios con viviendas unifamiliares, barrios de población inmigrada.

Obviamente seguir con este modelo de ciudad requiere de una reflexión adicional. No es suficiente con el impulso político en cada distrito, no es suficiente con plantear oportunidades y ceder espacios. Algunos barrios han sido siempre así, eran así antes de pertenecer a Barcelona. Otros barrios han ido asumiendo lo que los barrios de alrededor ya tenían, a partir de la expansión de los gremios medievales que todavía hoy agrupan a los restauradores, comerciantes y otras profesiones.

Tampoco puede olvidarse que un buen planteamiento económico con colaboración público-privada, no garantiza que malas decisiones políticas desemboquen en cambios sustanciales.

Llegado el momento y la demanda de grandes centros comerciales e hipermercados Barcelona decidió no situarlos cerca del centro de la ciudad, factor muy interesante puesto que la fisonomía de la urbe dificulta los desplazamientos pendulares al existir un límite geográfico al sur (el mar) y uno al norte (la montaña). La ciudad ha situado los centros comerciales en los extremos oeste y este, haciendo poco atractivo el uso habitual para aquellos que trabajan y viven en los 6 distritos centrales (los más habitados), puesto que las horas de mayor circulación de dentro hacia fuera coincide con la vuelta a casa de los que viven fuera de Barcelona. Este factor genera indirectamente una demanda de servicios de proximidad exponencialmente superior a las ciudades de varias coronas viales (circunvalaciones de tráfico, tangenciales) y a las ciudades de centro financiero y barrios residenciales.

La segunda decisión es la diversificación de productos comerciales. Mantener comercio de barrio no es sencillo porque los hábitos de consumo son distintos. Los mercados municipales (uno como mínimo por barrio), talleres y bancos se llenan de personas que libran por las mañanas, los supermercados abren sus puertas hasta las 21h. y las tiendas de ropa, perfumería, complementos, viajes y restauración suelen estar repletas después del trabajo (18h hasta poco antes de la hora de cenar) y los fines de semana, cuando nadie desea moverse al centro.

La diversificación del perfil del consumo ha fortalecido en lugar de debilitar el asociacionismo comercial. Se ha generado una sensación fuerte de pertenencia al barrio en el cual se tiene el comercio y a los comercio, a la promoción de la idea básica de “compra producto fresco en la puerta de tu casa”.

Por Andreu Orte

Politologo

Asesor de Consejo Económico y Social de Barcelona

domingo, 29 de julio de 2007

Política y Economías. Volviendo a lo básico (II)

Barcelona y la economía de la proximidad (I)

Hace algunas semanas atrás, hacíamos un comentario (*) sobre el éxito del programa Barcelona Bicing. Claramente, el programa es sólo un indicador de una ciudad que apuesta, en su economía, a volver a lo básico. Puesto que es desde lo básico, desde donde, logra y logró, construir su esplendor.

Volver a lo básico significa generar las condiciones políticas y económicas para generar un modelo de proximidad. Es realmente increíble caminar por los diferentes barrios de la ciudad y observar el apogeo de sus calles comerciales.

Calles comerciales en medio de los barrios que compiten de igual a igual con tiendas gigantes como “El Corte Inglés” o el “Fnac” y que a la vez ofrecen un mejor acceso para clientes que no gustan de caminar la asombrosa avenida “Passeig de Gracia” con sus tiendas de nombre internacional.

La apuesta de la ciudad está en fortalecer lo local: cultural, comercial y socialmente. Frente a los desafíos y oportunidades de la globalización, la ciudad apuesta claramente a fortalecer los vínculos de mayor proximidad. Apuesta, sin más, a localizarse dentro del mercado global.

Así, Barcelona se transforma poco a poco en un destino ideal para los capiteles Europeos (cabe destacar que la ciudad cuenta con dos de los mejores departamentos de economía de Europa), en un destino turístico importante, en un polo de atracción artístico y, está intentando, convertirse también en un centro de importancia en ámbito de la ciencia.

En este contexto, la proximidad es la clave. Los barrios de la ciudad compiten por ofrecer mejores atracciones. Las calles comerciales florecen, se cuidan los lazos vecinales y se invierte en polos culturales y comerciales. Un ejemplo de ellos es el centro de Fort Pienc. Cuenta con una biblioteca con un considerable número de ejemplares, con acceso a Internet inalámbrico, con una hemeroteca ejemplar, con una guardería, con una filmoteca increíblemente buena. Además, ofrece espacios para eventos. Todo ésto en medio de un barrio y, claro está, junto a una explanada que auspicia de lugar de encuentro vecinal. El centro, y ésto es lo destacable, está junto al mercado del barrio. Vecinos, niños y ancianos comparten un espacio mientras que realizan sus compras. Frente al modelo impersonal de lo hiper, Barcelona vuelve al mercado.

Se destaca también el polo de atracción que generó el barrio de Gracia. Con su “aire” cultural y sus cines en VO logró revivir un esplendor comercial y artístico sin renunciar a su espíritu de tranquilidad barrial. Los comercios, claro está, encantados. Gracia se convirtió en el lugar más buscado por profesionales jóvenes que desean habitar un microclima de tranquilidad y oportunidades.

No sólo los barrios de Barcelona ofrecen este tipo de atracciones, sino que también los locales “barriales” se especializan sin perder su “alma” de “proximidad” con el vecino. Relojerías ofreciendo relojes de primera gama, casas de ropa cuyos nombres son un apellido (cosa que se destacó en Mackinlay`s) y que ofrecen, a su vez, prendas de marcas líderes. Ramblas que ofrecen restaurantes y heladerías para el paseo nocturno. La foto final es realmente extraordinaria.

No sólo los barrios de la ciudad viven en y por la proximidad. Las comarcas y los pueblos que rodean a Barcelona hacen lo propio. El Garraf, por ejemplo, ha convocado a una unión de industriales cuya importancia económica es considerable. La apuesta de este grupo es, claro está, la de afianzar vínculos sociales y económicos con la región donde está ubicada. La vida política y económica de los pueblos y comarcas no está, por tanto, lejos del ciudadano. Otra vez, la apuesta por lo local, lo vecinal, lo cercano.

Todo esto por una apuesta sencilla: la proximidad.

Barcelona vuelve a mostrar como, frente a los desafíos de la economía actual, volver a lo básico no es mala idea; al fin y al cabo, en la proximidad se generan las condiciones básicas para el intercambio y el compromiso. Otra vez, una apuesta para mejorar la vida de los ciudadanos de a pie.

Por.

N.P

(*) Fue asombroso ver una nota de tapa -en clarin online- sobre el programa BCN BICING, unos días después de la aparición en nuestro blog de la reflexión sobre las Bicicletas. Mas asombroso ha sido enterarnos por clarin online que se ha presentado un proyecto en la legislatura porteña para implementar un sistema de Buenos Aires Bicing. increíblemente grato!.

domingo, 22 de julio de 2007

Lecturas Dominicales. (I).

Palermo, Vicente. Sal en las heridas. Las Malvinas en la cultura argentina Contemporánea. Editorial Sudamericana. Buenos Aires. 2007.

Hace algunos meses tuve el agrado de enfrentarme a este libro. Sin embargo, nunca lo había leído de corrido. Era uno de esos libros que dejaba en la mesa de luz por días y que retomaba con la suficiente distancia temporal como para tener que enfrentarme a él de nuevo cada vez. Este fin de semana, encontré –acompañado por el imposible tiempo de Ámsterdam- el tiempo necesario para recorrerlo sistemáticamente y terminarlo.

El libro de Palermo merece ser leído por varios motivos. El primero de ellos es que es un libro ameno. El estilo ensayístico y polémico que encara el autor interpela francamente al lector, lo enfrenta, lo cuestiona, polemiza con él desde la primera página. Esto hace que un libro que es el resultado de una rigurosa investigación escape de las definiciones difíciles y las frases complejas. Palermo logra conversar tanto con el lector especializado como con el lector que por primera vez se acerca a un libro de estas características. Es, entonces, destacable el doble esfuerzo de Palermo.

La segunda virtud de Palermo es el marco en el cual el autor sitúa el tema. Escapa, discute y rechaza cualquier análisis del tema que se centre en la “guerra” como tal. Palermo intenta –con éxito- enmarcar, con maestría, Malvinas dentro del análisis político/identitario de la Argentina.

Los dos primeros capítulos del libro hacen las veces de una brillante introducción al cruce de variables que Palermo nos propone. El capítulo uno indaga sobre la relación entre nacionalismo e identidad. El autor es hábil. Mucho se ha dicho en el ámbito teórico sobre esta relación, pero muy poco se ha escrito sobre ello en el ámbito argentino. El capítulo 1 nos propone entonces el encuadre teórico adecuado para analizar el tema. Nos lleva al campo al que Palermo quiere llevar la discusión: Malvinas como un síntoma que interpela al nacionalismo argentino. Un síntoma que tiene la capacidad de convertirse en “causa”. Causa Malvinas entonces que es capaz, o lo ha sido, de poner en movimiento las pasiones de los individuos más diversos.

Una vez aclarado el marco teórico, al autor nos propone un capítulo 2 excelentemente documentado. Un capítulo en el cual Palermo se propone casi decontruir la causa Malvinas con el objeto teórico de mostrar la historicidad y politicidad, no sólo de esta causa común, sino de cualquier causa capaz de generar identidades de carácter nacional.

Luego el libro avanza en un análisis claro y bien documentado sobre el lugar “de la causa” en la inmediata post-guerra y sus relaciones con el proceso de democratización en el que la Argentina aún está inmerso. No es entonces poco relevante un estudio de estas características. Pone de manifiesto en nuestro ámbito la influencia y capacidad política de la generación de una causa –en nuestro caso Malvinas-que con un extremo potencial y peligro, se manifiesta en todos los ámbitos de la vida política e institucional.

Cada página de libro de Palermo cumple entonces con la virtud de tener un estilo sencillo pero que a la vez está informado por un extraordinario análisis teórico y un, no menos excelente, análisis histórico. Y, por sobre todas las cosas, el libro de Palermo cumple con el objetivo de reabrir la polémica. Como él mismo afirmó en la presentación del libro, abrir las heridas y echarles sal bien para curarlas o bien para que no olvidemos que allí están.

(*) La presentación del libro y el debate que suscitó entre varios académicos e intelectuales argentinos en el Club de Cultura Socialista puede escucharse online.

jueves, 19 de julio de 2007

Debates. Fallos & Culpables.

El debate sobre la culpabilidad.

Sin ser especialista en derecho constitucional –algo bastante citado por estos días- el renombrado fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Argentina esconde, me parece, una reflexión que escapa al caso particular pero que, a su vez, lo informa.

Lo que me propongo pensar es lo siguiente: ¿Es lo mismo que el aparato del Estado cometa un crimen –de lesa humanidad en este caso- a que lo cometa un particular o un grupo de particulares?. Se han escuchado, en los últimos días, muchas voces que piensan que si. Presentaré sólo un argumento.

La respuesta parece compleja. En principio podemos argumentar que si. Que en tanto y en cuanto se comente un delito, ese acto delictivo supone una violación objetiva de una norma, esto es, se daña el derecho de otro individuo. Por lo tanto, sea el Estado el sujeto que ha cometido el delito o un particular, la carga ha de ser la misma. Si a esta situación se le sumara el contexto de los años 70, estaríamos ubicando sin ningún problema nuestro argumento dentro del denominada “teoría de los dos demonios”.

El razonamiento sería válido sólo si no se tendría en cuenta el rol protagónico y central de las instituciones del Estado. Su función primera consiste en una función protectora. Es el ente encargado de proteger el derecho. En primera instancia el Estado hace siempre las veces de garantía. Si el Estado como tal, no cumple esa garantía dejaría de ser Estado para transformarse en otra cosa: en una entidad que genera e imprime el terror.

Pero volvamos al punto de las garantías. El Estado como tal, decíamos, es el encargado de otorgar y proteger las garantías de sus ciudadanos. Estas garantías pueden reducirse a una fundamental cuyo espíritu proviene del tiempo de la Magna Carta: El Hábeas Corpus.

Si nos remitimos al origen de ésta garantía (que aparece no sólo en Magna Carta -1215-, sino también en el derecho romano –libelo hominem- , en el fuero de la corona de Aragón de 1428, y en la ley inglesa de 1640 hasta la proclamación de su acta en 1679) encontramos el espíritu de protección frente a las arbitrariedades del poderoso (del Sr. Feudal). Protegía entonces a cualquier individuo de ser privado de su presencia física y garantiza el “estar presente” siempre. Es sabido que en nuestros tiempos ésta es una garantía constitucional básica que debe ser, lógicamente, garantizada por el Estado. Por lo tanto, cualquier accionar del Estado debe, en post de proteger ésta y otras garantías, ser pública y ajustarse a derecho.

No hace falta aclarar que el Estado Argentino durante la década del 70 no tuvo en cuenta estas garantías básicas que debía proteger. A aquellos ciudadanos que, culpables o no –algo imposible también de detectar puesto que nunca se los juzgó- de actos violentos se los secuestro de manera brutal, se los torturó y no se les dio la posibilidad de juicio justo, se les privó claro está de esta garantía básica.

Si el Estado viola sistemáticamente su razón de ser, se convierte de manera automática en un ente que imprime terror. Esto es, pura arbitrariedad. Deja entonces de cumplir su función protectora primera. Poniendo a todos sus ciudadanos bajo amenaza.

Esto impacta de manera particular en el uso de la violencia. La violencia del Estado encuentra su legitimidad en la conservación del orden de protección que le da sentido. Si la violencia Estatal se dirige arbitrariamente pierde su legitimidad, y ya no está dirigida a la protección del derecho en el derecho sino simplemente se utiliza y dirige caprichosa y arbitrariamente : otra vez, puro terror.

Está fuera de discusión aquí que las organizaciones políticas que utilizaban la violencia han cometido crímenes y han lesionado gravemente el derecho de otros ciudadanos. Pero un crimen cometido por el Estado guarda una doble culpa. La de lesionar un derecho particular, y la de lesionar su razón de ser. En última instancia un Estado que viola sistemáticamente el orden jurídico que debe defender no hace otra cosa que instaurar el terror violando y lesionando así el derecho –las garantías- de todos sus ciudadanos.

En la Argentina de aquella época entonces no había dos actores en guerra. Había claramente grupos de asesinos particulares y un Estado que violaba sistemáticamente los derechos de todos sus ciudadanos y que implementaba prácticas y acciones propias del terror.

Régimen del terror que lesionó no sólo de aquellos que secuestró, nunca juzgó (ergo siquiera su culpabilidad fue demostrada) y exterminó industrialmente. Sino el de todos aquellos que se sometieron a una vida sin ley, sin derecho, cargada de dicciones arbitrarias donde, hasta la libertad de pensamiento y expresión estaba en duda.

Simplemente, no es lo mismo. Algo que todos aquellos que preferimos la libertad sobre la tiranía, deberíamos reconocer.

N.P

miércoles, 18 de julio de 2007

MEMORIA.

Memoria.

Es necesario, en el día de hoy, acompañar el pedido de esclarecimiento del Ataque Terrorista perpetuado hace TRECE AÑOS contra la AMIA.

No hay mucho que reflexionar al respecto. Solo el recuerdo, el repudio y el reclamo que debe unir a toda la ciudadanía Argentina.

Solo quisiera citar el evangelio de San Juan 8, 32

"La verdad os hará libres".

Estamos entonces en espera de conquistar nuestra libertad.


Blog. Alea Iacta Est.